Miraba al espejo y no era yo, eras tú, que ya te ibas. Me lo decía tu mirada ausente. Cuánto me dolía verte sabiendo que no estabas. En el tránsito de la mañana a la última tarde de mi vida te borraste de mis ojos para alistarte en la lista perpetua de mi memoria, y aquí te quedarás mientras este árbol de recuerdos reciba las lluvias de un invierno que jamás se marchará.
sábado, 27 de julio de 2019
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
No hay comentarios :
Publicar un comentario