Intenté beberme un verano en el vidrio fracturado del vaso de la vida. Brindé con la nada en el espacio que ocupa un invierno y este invierno también se derramó sobre las oscuras arenas del tiempo. Tenía tanta sed que aún guardo el sabor del último trago y en ocasiones deseo estar sediento de nuevo. Lástima que la cepa de la que nació aquel caldo pertenece a una cosecha arrasada por el espacio-tiempo.
lunes, 31 de julio de 2017
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